Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son condiciones complejas que afectan a millones de personas en el mundo, independientemente de edad, género o contexto social.
Aunque a menudo se asocian únicamente con la alimentación, estos trastornos reflejan una lucha profunda con la autoestima, el control y las emociones, requiriendo una intervención especializada para abordar sus múltiples dimensiones.
Pueden presentarse fluctuaciones significativas de peso, desequilibrios electrolíticos, fatiga crónica, mareos, problemas gastrointestinales, amenorrea, debilidad muscular y complicaciones cardiovasculares.
Surgen pensamientos obsesivos sobre el peso, la comida o la imagen corporal, distorsión de la autopercepción, miedo intenso a ganar peso, perfeccionismo y autocrítica destructiva.
Se observan patrones como restricción alimentaria extrema, atracones, conductas purgativas (vómito, uso de laxantes), ejercicio compulsivo o evitación de situaciones sociales relacionadas con la comida.
Si la relación con la comida, el cuerpo o las emociones se ha convertido en una fuente de sufrimiento, es crucial buscar apoyo para evitar consecuencias graves como desnutrición, aislamiento social, depresión o riesgos médicos.
Abordaje de ciclos de restricción-atrácon-purgas, desarrollo de estrategias para gestionar emociones sin dañar el cuerpo y promoción de hábitos alimentarios equilibrados.
Reducción de la obsesión por la alimentación «perfecta» o el ejercicio excesivo, fomentando una relación flexible y saludable con el autocuidado.
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Técnicas para combatir la distorsión corporal, mejorar la autoestima y reconectar con las necesidades físicas y emocionales.
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Herramientas para identificar detonantes, fortalecer la resiliencia y consolidar una recuperación sostenible.